Sunday, August 21, 2005

Consejos para una familia más feliz


Preguntarse cómo ser un mejor padre es el punto de partida para implementar ejercicios que permitan conocer y vincularse mejor con los hijos.



"Una familia feliz no es sino un paraíso anticipado", escribió el filósofo inglés Sir John Bowring en el siglo XVIII. Pero ¿qué entendemos hoy por una familia? ¿una pareja con hijos, una madre soltera que vive con sus padres o dos niños cuyos progenitores están divorciados?.

No importa cómo es la estructura familiar, sino cómo se vinculan sus miembros, qué estrategias usan para resolver conflictos, cuán felices son, si se sienten escuchados y respetados, y si existe una real comunicación afectiva entre padres e hijos.

Hay  muchas formas de fortalecer las relaciones familiares y las competencias parentales.  Realizar actividades familiares, una comunicación basada en los afectos, la valoración de las necesidades de cada uno de los miembros del grupo son algunos de los consejos para una vida familiar armónica.  

1. Comunicación emocional
La clave para fortalecer el vínculo familiar es la comunicación afectiva, verbal y no verbal. La familia debe constituir un espacio de intercambio de información cognitiva y afectiva que permita a los niños sentirse escuchados, pero al mismo tiempo, cercanos a los adultos.
La comunicación emocional implica, además, que los padres sean capaces de descifrar actitudes en sus hijos que muchas veces no son capaces de expresar en palabras. Al mismo tiempo, los adultos deben preocuparse de transmitir a través de gestos y estados de ánimo, mensajes positivos. Que los hijos vean padres contentos por la vida es un imperativo para hacerlos felices.

2. Imagen positiva
Existe la creencia de que criar es sinónimo de corregir y criticar. Sin embargo, la crítica negativa no modifica comportamientos, sólo siembra una negativa imagen de sí mismos en los hijos. Para los más pequeños es muy dañina la crítica, ya que no tienen la experiencia para procesar lo que tu dices de ellos. Si les dices que no son inteligentes, crecerán con ese disfraz.
Lo más importante es que el niño reciba de parte de los padres mensajes que signifiquen esperanza, sensación de que es capaz de enfrentarse y afrontar el mundo sin temor, y de que él ha significado para los adultos una gran alegría, que están de su lado, cercanos.
3. El buen humor
Un factor que juega en contra de un ambiente familiar nutritivo es el mal humor. Algunos adultos rara vez ríen con sus hijos y pasan gran parte del tiempo malhumorados por las múltiples demandas que enfrentan sobre todo las madres. "El desafío es ser capaces de 'transmutar las emociones', de continuar siendo amorosos a pesar de la carga de trabajo, del cansancio y el hastío diario.
El sentido del humor, así como el mal humor, son reacciones contagiosas. Cuide que en su casa domine el primero. Puedes, por ejemplo, tomar nota y reconocer qué hace reír a tus hijos, escuchar sus anécdotas y chistes, y hacerlos participes de las buenas noticias y de su buen ánimo.

4. Mejores padres
¿Cómo ser mejores padres? Ya preguntárselo constituye un factor que fortalece a la familia. Pero también es importante como padre observar a los hijos, descubrir quiénes son, qué necesitan y qué los hace felices. Reconocer sus intereses y valorar lo que hacen los niños los ayuda a sentir que ocupan un lugar valioso en la vida de los padres.
Lo esencial es aprender a disfrutar la compañía de los hijos y no intentar "cambiarlos" permanentemente o estar siempre intentando enseñarles algo. "Si la mayor parte de las relaciones que el niño establece con sus padres están cargadas de significación positiva, los recuerdos que tendrá de su niñez le permitirán explorar el mundo con la sensación de contar con un apoyo incondicional.

Familia democrática versus autoritaria

Los expertos coinciden que las familias con un estilo de relaciones más democráticas, donde las decisiones se toman de común acuerdo, son las más saludables, especialmente para los niños, pues generan menores más creativos, independientes y seguros.
Una familia centrada en el afecto y el apoyo, donde hay más permisos y cariño que prohibiciones y castigos, crea ambientes en que todos se sienten cómodos y participativos, mejor recibidos. Pero es importante añadir que no existe una familia ideal que no incluya normas claras, pero flexibles.

Debilidades que atentan contra la familia

Un clima hostil en el hogar es uno de los principales enemigos del vínculo familiar. Este se origina por la incapacidad de los padres de llevar una relación de pareja armónica, de resolver los conflictos insanos y cuando no hay espacios para que los hijos expresen su opinión. Estos son algunas de las actitudes que debilitan la relación familiar:

Empatía: no ser capaz de ponerse en el lugar del otro. Se antepone el propio estado anímico y frustraciones cotidianas, por sobre las necesidades familiares.

Tiempo: que el tiempo que se pasa en torno a la tecnología (TV, móvil, PC) termine quitándole espacio a las actividades como los almuerzos en familia, las conversaciones entre padres e hijos y paseos, entre otros.

Conflictos: cuando los problemas son resueltos con frecuencia sin que haya negociación, ni tomando en cuenta la opinión de todos los miembros de la familia y, generalmente, con una cuota de violencia verbal innecesaria.

Cansancio: el agotamiento y problemas de trabajo afectan las relaciones afectivas y los deseos de compartir con los hijos.
jorge orrego bravo