Tuesday, March 13, 2007

Las tareas escolares: ¿Cuánto contribuyen o perturban?


Por Neva Milicic


Muchos padres hacen las tareas escolares de sus hijos cuando éstos se ven sobrepasados y saturados por las exigencias y demandas escolares, algo que supuestamente a ellos les corresponde sólo supervisar. Entonces surge la pregunta obvia sobre la utilidad de las tareas escolares, algo que es respondido en forma muy crítica - y después de una larga revisión de investigaciones sobre el tema- por Alfie Kohn, en su libro "El mito de las tareas escolares", que - hasta donde sé- lamentablemente no ha sido traducido al español.

Y las familias al parecer tienen razón cuando se quejan de no comprender el sentido que tiene llegar del trabajo, cuando padres e hijos están ya agotados, a revisar cómo han hecho una enorme cantidad de tareas, en vez de llegar a regalonearlos y a disfrutar de la relación. Sin referirse siquiera a los dramas familiares que se desarrollan cuando los niños tienen dificultades y al llegar sus padres no han hecho sus deberes.

Kohn sostiene que esta tendencia a sobrecargar a los niños con trabajo para la casa se basaría en la creencia errónea que esta práctica pedagógica desarrollaría el sentido de la responsabilidad y contribuiría a la autodisciplina. Pero argumenta que la evidencia para apoyar estas hipótesis es más que cuestionable.

Algunas de las razones que entrega para repensar el tema de las tareas para la casa son:

- Las tareas escolares constituyen una sobrecarga para los padres: Se ha demostrado que mientras más creativa es la tarea exigida a los niños, mayor es la sobrecarga para los padres, y que mientras más completo es el horario escolar y más recargada la jornada laboral de los padres, mayor es el riesgo que ambos se sientan abrumados por esta obligación y entren en conflictos que no pocas veces derivan en maltrato físico o sicológico.

- Constituyen un factor de estrés: Cuando los niños regresan a sus casas en su mayoría han trabajado más de siete horas, sin contar el tiempo de movilización y las horas dedicadas a las actividades extraprogramáticas. Un estudio publicado en 2002 en estudiantes secundarios mostró que mientras más horas pasaba un niño dedicado a sus tareas, más altos eran los índices de depresión, ansiedad y otros trastornos.

- Crean conflictos familiares: En una gran cantidad de familias los deberes escolares tienen un impacto negativo para la convivencia. Un estudio en niños entre tercero y quinto año básico reporta que un tercio de los padres reconoce gritar más de la cuenta a sus hijos mientras supervisan las tareas. Y éstos, a su vez, relatan sentirse muy ansiosos en la relación. Este fenómeno puede conducir a que el niño asocie aprendizaje con angustia. La pareja también suele resentirse por las inculpaciones recíprocas en relación con la forma en que se aborda el problema.

- Las tareas consumen mucho del poco tiempo disponible del niño para estar con sus padres: Esto es especialmente cierto con colegios muy demandantes o con niños con trastornos del aprendizaje.

En síntesis, no hay que permitir que las tareas dañen la relación con los hijos, ellas deben ocupar un espacio acotado. En Bélgica, por ejemplo, por ley el trabajo para la casa no puede exceder los veinte minutos. No caiga en la tentación de sobreexigir y ser perfeccionista, transformando el espacio de estudio en un conflicto familiar. Las tareas son de los niños, no suyas. Crear hábitos y llegar a acuerdos es importante, pero recuerde que los escolares requieren de tiempo para jugar, socializar y desarrollar otras actividades que favorezcan sus intereses, y que necesitan un clima armónico para desarrollarse emocionalmente.