Thursday, May 09, 2013

Cómo manejar la rivalidad entre hermanos


La rivalidad entre hermanos es universal, y además es normal. Varias investigaciones muestran que la rivalidad entre hermanos es señal de una familia sana. La falta de rivalidad entre hermanos puede ser un síntoma de un hogar disfuncional o un hogar donde hay mucho estrés; en estos hogares los niños tienden a juntarse buscando seguridad.




Los beneficios de la rivalidad entre hermanos

Uno de los mayores beneficios de la rivalidad fraterna es que le enseña a los niños a resolver conflictos. La vida está llena de conflictos. Como adultos hemos (con suerte) desarrollado técnicas para resolver estos conflictos de manera efectiva y civilizada. Una forma de aprender esas técnicas es peleando con nuestro hermano menor y discutiendo con nuestra hermana mayor.

Podemos aprender algunas técnicas discutiendo con nuestros padres, pero no es lo mismo. Con los padres uno aprende cómo tratar con la autoridad. Pero los hermanos son pares. Al aprender a relacionarnos con ellos nos preparamos para relacionarnos con nuestros amigos y parejas. Sólo se puede aprender resolución de conflictos si hay conflictos. La rivalidad entre hermanos provee un espacio seguro y supervisado para que los niños aprendan a resolver sus diferencias con otras personas.

Otro beneficio que aprendemos con la rivalidad fraternal, si se maneja bien, es afrontar las injusticias en la vida. Esta es una lección muy importante y muy amarga. ¿Dónde aprendimos a aceptar que las cosas no siempre se distribuyen equitativamente? Lo podemos aprender de nuestros hermanos.


Ahora que sabemos qué logran los niños con la rivalidad fraterna, podemos entender de qué manera, como padres, podemos usar la relación entre nuestros hijos para ayudarlos a convertirse en adultos sanos.

Ya que el fin de la rivalidad entre hermanos es enseñarles a resolver conflictos, deberías dejar que tus hijos resuelvan sus conflictos por sí solos. Deberías dirigirlos cuando es necesario, pero la idea es que lo logren solos.


Qué debes hacer

Crea un ambiente donde los niños estén motivados para resolver sus diferencias. Hay veces que no podrán hacerlo solos, y entonces debes darles apoyo e ideas para que lleguen a un acuerdo.

Por ejemplo: Tus hijos se pelean por un juguete. Uno dice que el lo tenía primero. El otro dice que no pudo jugar con él en todo el día y ahora es su turno. ¿Quién tiene razón? Es imposible saberlo ¿Qúe puedes hacer?

Decirles que no sabes quién tiene razón acerca del juguete, pero que si se pelean, los dos están equivocados. Quítales el juguete y diles que se los darás cuando se hayan puesto de acuerdo acerca de quién le toca jugar con él. Se sorprenderá de lo rápido que se pondrán de acuerdo.


Qué no debes hacer

No trates de averiguar quién empezó la pelea. La mayor parte de las veces no podrás hacerlo, y cualquier intento sólo servirá para empeorar las cosas.

Generalmente, la culpa es de los dos niños. Pelear con otra persona está mal. Una vez que comienza una pelea, automáticamente los dos están equivocados. La causa de la pelea es secundaria.


Qué debes vigilar

Tu trabajo como padre no es resolver los problemas de tus hijos, sino enseñarles a resolverlos ellos mismos. Deben aprender a ceder y a contemporizar. Son ellos los que deben resolver y llegar a un compromiso, sin embargo hay cosas que uno debe vigilar.

Asegúrate que el compromiso es razonable. No debes dejar que un niño domine a otro. Debes asegurarte que no hay coacción.

Vigila al niño que es demasiado bueno. Algunos niños evitan los conflictos por naturaleza. Ellos prefieren ceder y ser "el bueno" antes que lograr lo que desean. A veces con un hermano TDAH el hijo no TDAH toma el rol de “bueno”. Si uno de tus hijos es así, debes vigilarlo.

No es bueno ceder constantemente. No es bueno para el niño que cede porque le enseña a convertirse en un blanco, a ser explotado. No es bueno para los otros niños porque les enseña a aprovecharse de la bondad de otros. Debes asegurarte de que los dos niños reciban algo.


Niños impulsivos o inflexibles

Algunos niños tienen problemas específicos, como la impulsividad o son inflexibles. En estos casos deberás intervenir más seguido, aunque, cuando sea posible, es preferible que los niños resuelvan sus conflictos.


Adolescentes que pelean con los hermanos menores 

Hay dos razones muy comunes por las que un niño mayor peleará con uno mucho menor. La primera es que él siente que el niño menor le fue impuesto. Los padres usamos a nuestros hijos mayores para que nos ayuden con los menores. Esto es bueno para ambos niños. Pero a veces, el mayor puede sentir que es forzado a asumir un rol para el que no está preparado. Cuando esto sucede el niño puede comenzar a pelear con su hermano menor.

La segunda causa es que los adolescentes son muy posesivos con sus cosas. Un niño de seis años puede no entender esto. Los adolescentes necesitan su privacidad y ponen límites con sus cosas. Esta necesidad es normal y es parte de su desarrollo. Cuando un niño menor traspasa esos límites, habrá peleas.

No comments: